¿Morir de hambre o morir de Covid? ¿Se puede elegir? Tras décadas de neoliberalismo (tan señalado por el presidente) nuestras posibilidades de vivir bien se han ido esfumando. Todo cuesta: el agua, la luz, la casa, la escuela, el transporte, la comida, bueno a veces hasta por una plaza nos cobran. Además, nunca alcanza, ni trabajando 12 horas, ni dejando de estudiar para trabajar, ni compartiendo casa con la familia. A veces, parece que sí, hay un guardadito, pero, por esta mala vida alguien se enferma y como la salud también cuesta, se nos va como agua y volvemos a empezar. Así nos encontró a muchos mexicanos esta crisis del Covid. También nos encontró con un sistema de salud dañado, que no alcanza para atender a todos los que pueden enfermarse, además de que esta mala calidad de vida, nos ha hecho obesos, hipertensos, diabéticos, lo que nos hace más vulnerables en caso de contraer Covid.
El virus no se ve, pero el hambre sí se siente ¿Cómo sobrevivir un confinamiento de más de dos meses si se vive al día? Desde el Comité Cerezo México, tenemos estas propuestas que nos permitirían estar en casa con menor preocupación:
Trabajo seguro. Hemos visto, que los patrones dejan a las personas sin trabajo o las sacan del seguro social o les piden que se den de baja temporal sin sueldo; que las empresas que no son de actividades esenciales insisten en seguir trabajando y que las que sí son esenciales, no cuentan con las medidas de distancia y limpieza, con ello, ambas están exponiendo a sus trabajadores. Todo lo anterior debe ser sancionado, incluso quien debe trabajar por ser esencial, debe recibir una prima por contingencia.
Si vamos a estar en casa, es indispensable tener agua para todo y para mantener las medidas de higiene que nos protegen del virus. Por ello el Estado debe garantizar que haya agua en todas las casas, sin costo, aún en zona de tandeo e incluso si tenía restricción. Además del agua, se necesita la luz, la renta, el predial, el gas y los alimentos de la canasta básica y no pueden depender de si tenemos o no dinero para pagarlos, por ello el Estado debe dar un paquete de protección social que incluya lo anterior sin costo. Incluso, para quien gana menos de tres salarios al día (370 pesos aproximadamente) y a quien vive de comercio “informal”, se le debe entregar despensa básica a la semana o al mes. Actualmente, se han adelantado apoyos en las tarjetas de los programas de bienestar, pero no alcanzan a cubrir lo anterior. Como ha sucedido, es importante que se mantenga la información y transparencia, logrando que llegue a personas con discapacidad, de distintos niveles educativos, de pueblos originarios, de la tercera edad e infantes.
Sobre las empresas, merecen que se les aplique la Ley de Expropiación, cuando caigan en abusos que en este momento, representan aún más una amenaza a la vida y la salud. Ya sean las empresas que no garantizan el trabajo digno, las que son organismos operadores de agua que no hagan un suministro completo y cobren. Las que suben el costo u ocultan productos para especular con su precio, especialmente, los que son necesarios para la limpieza, la salud y la alimentación. Las que no permitan la distribución abierta o lucren con venta de medicamentos o material requerido para la atención de personas en el grupo de mayor vulnerabilidad y de las personas afectadas por el Covid. Esto implica que el Estado, atienda de forma inmediata las denuncias de estos abusos, y esté en una constante verificación para detectarlas y sancionarlas, de lo contrario, habrá quien lucre con la desgracia.
Se requiere fortalecer el sistema de salud, para que pueda dar atención digna a quien enferme (no sólo de Covid) y además garantizar esa protección social que nos va a permitir estar en casa, pues ya no sería necesario salir a trabajar si tenemos lo esencial cubierto. Por ello, para lograr cubrir el costo de lo anterior, consideramos que es esencial aplicar un impuesto progresivo a la ganancia de las empresas que venden los insumos de mayor demanda y necesidad en estos momentos, todos les estamos consumiendo por algo atípico, es justo que según lo que ganen, se les cobre.
Actualmente, se están sumando las “camas” y los servicios de todos los hospitales públicos y algunos privados (con costo), se traen aviones de China con insumos, pero qué pasará cuando esto termine, ¿Seguiremos con las clínicas sin materiales, doctores o citas? ¿tendremos que regresar a las farmacias privadas para tener una revisión, medicinas o estudios por un ojo de la cara? Es momento de que estos cambios se queden para siempre y aumenten, para ello, es indispensable quitar las leyes que permiten que nuestro sistema de salud (y en general todos los del Estado) esté en tan mal estado, las “reformas estructurales” deben ser derogadas. Así los esfuerzos por la vida digna no serán solo de coyuntura sino para siempre y como pueblo nos toca alzar la voz con estas propuestas para no morir en cuarentena.