A partir del breve taller impartido por el Comité Cerezo, confirmado luego por el trabajo que en la localidad realiza CADHAC, me convencí que no hay de otra: a pesar del repudio que nos generen y de la poca confiabilidad que puedan tener las instituciones o los funcionarios de cualquier nivel de gobierno, ilegítimos, corruptos, represivos, debemos usar todos los instrumentos a nuestro alcance para influir y presionar para que se respete la vida, la integridad, los derechos de quienes están siendo vulnerados por la fuerza de quien ejerce algún tipo de poder, oficial o fáctico.
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