Mariano Díaz Ochoa, presidente municipal de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en el más rancio perfil coleto propuso al cabildo, apenas en marzo de este año, implementar sanciones económicas a quien realice pintas, según él “mal llamadas grafitis”, ofreciendo recompensas a quienes denuncien a los que ejerzan tal actividad. Los asistentes a dicha sesión de cabildo, seguramente igual de molestos ante ese tipo de expresión callejera, aprobaron de manera unánime la propuesta. El operativo se echó a andar, se persiguió a los jóvenes creando un clima de linchamiento contra sus expresiones, su manera de vestir. Así las cosas, un joven, Víctor Martín Penagos, fue sorprendido el 27 de mayo en pleno proceso de grafitear un muro por un guardia de seguridad de un hotel, quien le asesinó de dos disparos. El joven de 16 años pagó con su vida el imperdonable crimen de pintar una pared. Ya resulta exagerado que se les pretenda cobrar una multa de $20,000 pesos a quien sea sorprendido haciendo grafiti o que se otorguen recompensas de $5,000 a quien delate a un grafitero en acción, pero resulta fuera de toda proporción que alguien pueda ser agredido hasta la muerte por expresarse en muros públicos o privados. Es inaudito que se valore la limpieza de una pared más que la vida de un joven. El responsable directo de la muerte del Burla, como era conocido este chico, ¿será justamente castigado por su crimen? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que libres y quitados de la pena están los otros responsables: alcalde, cabildo, sociedad satisfecha de que sus paredes estén pulcras. El ambiente de persecución contra los jóvenes no ha cesado en San Cristóbal de las Casas. En un afán de mantener la ciudad “limpia y atractiva” para el turismo se persiguen las expresiones juveniles en espacios públicos generando confrontaciones y polarización. Hace menos de una semana José Emiliano Nandayapa, también de 16 años, fue detenido sin razón y torturado; la policía, después de golpearlo hasta dejarlo casi inconsciente, lo abandona en cualquier rincón de la ciudad. Este joven es activista cultural; participa en puestas en escena de arte callejero donde se realizan críticas al sistema: militarización, crisis económica, impunidad. A partir de la muerte de Víctor, José Emiliano se involucró en acciones de defensa de los derechos de los jóvenes. La policía ministerial ante quien se interpuso una denuncia por la agresión sufrida, atribuyó a la apariencia del joven Nandayapa la razón de su detención. No sólo José sino sus familiares, padre, madre, abuelo, fueron víctimas también de intimidación, burla, discriminación, agresiones.
El relato del caso de José Emiliano me llegó bajo el formato de Acción Urgente. La primera vez que recibí o leí una Acción Urgente casi me perdí en la abundancia de detalles, sin los cuales, sin embargo no podría una entender a cabalidad el hecho dado que la mayor parte de los casos y sus antecedentes no son difundidos por medios convencionales. La información tan pormenorizada es entonces necesaria aunque a primera vista poco atractiva. Algo que me provocaba gran reticencia era que las cartas debían dirigirse a funcionarios totalmente indignos de confianza para solicitarles su intervención para salvaguardar la integridad de las personas que eran víctimas de, a final de cuentas, un sistema al cual servían dichas autoridades. A decir verdad, muchas veces difundí cuanta Acción Urgente me llegaba pero dejé incompleta la solicitud que explícitamente se hacía en ellas dado que pedía dirigirse a Felipe Calderón como Presidente de México.
A partir del breve taller impartido por el Comité Cerezo, confirmado luego por el trabajo que en la localidad realiza CADHAC, me convencí que no hay de otra: a pesar del repudio que nos generen y de la poca confiabilidad que puedan tener las instituciones o los funcionarios de cualquier nivel de gobierno, ilegítimos, corruptos, represivos, debemos usar todos los instrumentos a nuestro alcance para influir y presionar para que se respete la vida, la integridad, los derechos de quienes están siendo vulnerados por la fuerza de quien ejerce algún tipo de poder, oficial o fáctico. La Acción Urgente es una especie de llamada de auxilio que se despliega a través de una vasta red de organizaciones nacionales e internacionales, pasando por miles de ciudadanos dispuestos, que tiene como fin mejorar la situación de eminente peligro a que se ve expuesta alguna(s) persona(s) o comunidad(es); este llamado, como un grito para generar solidaridad, es necesario aunque en ocasiones no suficiente; puede ser efectivo en buen número de casos al saturar a los destinatarios haciéndoles patente que son observados y que se está pendiente de su actuación. Por supuesto que el nivel de cinismo e impunidad al que se ha llegado hace que no siempre se obtenga la respuesta deseada, pero peor sería no hacer ni siquiera el intento, aparte de que no nos toma demasiado tiempo o trabajo. Así que la próxima vez que tengan ante sí una Acción Urgente, complétenla: normalmente viene una carta modelo (si no viene hay que redactar un resumen de los hechos y la serie de exigencias solicitadas, que no es más que el recuento de leyes y reglamentos suscritos que deben ser cumplidos por las autoridades), y la lista de las personas a quien dirigirla. Contribuir en algo a aminorar el sufrimiento de quienes son víctimas de condiciones injustas, es un deber moral, y ciudadano. A menudo creemos que la mayoría de la población conoce sus derechos y/o sabe cómo defenderlos; desafortunadamente el número de casos de violación a los derechos, de agresiones físicas o a la dignidad de las personas, va en aumento. Es también cada vez más frecuente que algún tipo de violencia o despojo sea ejercido en contra de grupos sociales marginales. En comunidades pequeñas del centro y sur del país el sentido de pertenencia y la consecuente solidaridad es una forma casi natural de respuesta que intenta hacer frente a las injusticias. Poco a poco, las comunidades dispersas han encontrado que la unión entre ellas les permite, objetiva pero también anímicamente, resistir las embestidas de quienes, desde diferentes niveles, gozan de poder. En las ciudades norteñas pareciera que la aridez del ambiente ha contagiado el espíritu, difícilmente se expresa simpatía por causas que no atañan directamente al entorno personal. En estas condiciones hostiles la solidaridad, la preocupación por otros, se muestra poco. Es tiempo de proponernos ir abriendo puertas y rendijas por donde ir construyendo ciudadanía. Aprovecharemos el espacio que nos brinda 15diario para insertar en la columna de ONGs, una Acción Urgente cada semana; invitamos a los lectores a que participen en este ejercicio solidario. Agradecemos de antemano a quienes lo hagan y a quienes nos ayuden difundiendo este esfuerzo. Para ver la Acción Urgente relacionada al caso de José Emiliano Nandayapa y familiares, ir a: [Resistencia Civil Pacífica->http://resistenciacivilpacificaennl.blogspot.com/2009/07/accion-urgente-estudiante-mexicano.html]