Una vez que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tomó la presidencia de la República, como Comité Cerezo México redactamos un decálogo que exponía, desde nuestro punto de vista, las 10 necesidades más apremiantes del pueblo mexicano, las cuales debían ser resueltas por el nuevo gobierno, para estar acorde a su propio discurso de “Primero los pobres”.
En enero de 2021, actualizamos y modificamos algunas partes de este decálogo, sobre todo porque estábamos en medio de la pandemia de COVID 19 y porque no veíamos ningún avance significativo para demoler el modelo neoliberal que, incluso actualmente, sigue rigiendo legalmente el país.
Los diez puntos que en ese entonces listamos fueron los siguientes:
- Derogar las “reformas estructurales” Neoliberales, rectoría de la nación sobre sus recursos naturales
- Trabajo digno y bien remunerado.
- Tarifas justas para el Agua, la Luz y el Predial
- Educación pública y gratuita
- Alimentación y Salud
- Territorio, autodeterminación y vivienda adecuada
- Transporte público, digno y eficiente
- Seguridad como derecho humano
- IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios)
- Impuesto progresivo a la ganancia
Ahora estamos ya en la recta final del gobierno de AMLO, si bien falta más de un año, para que un o una nueva presidenta tome el poder, la salida anticipada de los candidatos de MORENA para ganar la Coordinación Nacional para la Defensa de la 4T, que, de facto, es la candidatura de unidad de MORENA a la presidencia de la república, nos obliga a revisar nuevamente nuestro decálogo, esta vez, incluso, antes de las votaciones, como un termómetro político que permita, a cualquier persona, conocer qué tanto se acercan o se alejan discursivamente las corcholatas de las necesidades más sentidas de la población mexicana.
Así podremos no sólo ir comparando discursos, sino también este decálogo puede ser la “carta a los Reyes Magos” que necesitamos sea recogido por los candidatos de MORENA a la presidencia y un instrumento del pueblo para continuar su exigencia para alcanzar una vida digna.
Si ningún punto del decálogo es retomado, sabemos que el nuevo gobierno, como dijo AMLO, se corre hacia el centro político, en otras palabras, se derechiza, se desliza hacia el neoliberalismo que AMLO decretó estaba terminado en este país, pero que sigue vivito y coleando gracias a que no hubo posibilidad de modificar las leyes constitucionales en las pocas iniciativas que podían beneficiar las condiciones socioeconómicas del pueblo, como lo hemos dicho en escritos anteriores, si bien el poder ejecutivo lo ganó MORENA, los poderes legislativo y judicial aún están controlados, en su mayoría por la ultraderecha política mexicana (PAN y PRI fundamentalmente y el PRD como su cola), quienes hicieron todo lo posible para frenar cualquier modificación a la Constitución que pudiera, y eso si se acataba, beneficiar al pueblo mexicano.
Otro aspecto que nos puede dar pautas para saber si la o el próximo presidente está a favor del pueblo o a favor de los empresarios, es conocer con quienes hacen sus alianzas políticas con tal de ganar; por ejemplo, si MORENA va a las elecciones de la mano del negocio familiar llamado Partido Verde, sabemos que los intereses de dicho Partido y MORENA, también lo sabe, son totalmente neoliberales y ahí el candidato ganador tendrá que mantener, por ejemplo, el control político, social y delincuencial del Verde en Chiapas.
Ahora bien, el primer punto del decálogo era y creo que seguirá siendo: Derogar las “reformas estructurales” Neoliberales, rectoría de la nación sobre sus recursos naturales; si bien, las reformas que lograron pasar el veto neoliberal fueron la laboral y la minera; en la primera, la negociación con los empresarios dobló al gobierno y no fue eliminado el outsourcing, sólo regulado, incluso la ahora Secretaria de Gobernación hizo una comparación del outsourcing con el colesterol, diciendo que hay bueno y malo, pero la realidad es que éste es como el cáncer, es una enfermedad y no tiene nada de bueno; en la segunda, también el gobierno cedió terreno y de lo que propuso el mismo AMLO a lo que se aprobó, decimos que quedó un 30% a favor del pueblo y un 70% a favor de los empresarios, aunque los intelectuales orgánicos de MORENA nos trataron de dorar la píldora, diciendo que: de lo perdido, lo ganado, lo único que se cumplió en una mínima parte de este punto fue el decreto por el cual el Litio es declarado de utilidad pública y por tanto le toca al Estado explotarlo y obtener las ganancias por ello y no a los empresarios que veían un gran negocio con este mineral.
El segundo punto que dice: Trabajo digno y bien remunerado, quedó muy limitado, ya que si bien, como nunca antes el salario mínimo se incrementó, de los 60 millones de trabajadores mexicanos, tan sólo a 6.4 millones beneficia esta medida, así que debe hacerse una reforma que obligue a todo patrón a que pague con base en el salario mínimo y además sacar de la informalidad a más de la mitad del total de trabajadores mexicanos, también sumar la demanda que se ha mencionado ya varias veces de reducir la jornada semanal de trabajo a 40 horas y como dejamos por escrito en este punto, el Estado mexicano debe impulsar una ley para la creación de cooperativas de producción, abasto y venta de productos de primera necesidad para terminar con el intermediarismo parasitario, así que, en este aspecto del trabajo digno y bien remunerado, hay aún un trecho muy largo para poder decir que el Estado mexicano respeta este derecho humano y sobre estos temas, que son trascendentes, ninguna corcholata ha dicho nada.
En el tercer punto, exigimos tarifas justas para el Agua, la Luz y el Predial, incluso proponemos, interpretando los estándares internacionales de DH, que el cobro de estos servicios, no deba ser mayor al 6% del ingreso familiar, debido a que agua, luz y vivienda adecuada son derechos humanos y deben ser garantizados, incluso, si las personas no tienen dinero para pagarlos, por ejemplo, la tarifa de luz debe ser cobrada después de descontar la energía suficiente para mantener dos focos prendidos, un refrigerador funcionando, usar una vez al día la lavadora y la licuadora, de este tema nadie habla y el movimiento por una tarifa justa de luz sigue creciendo, ya que la CFE es una empresa paraestatal que funciona como empresa neoliberal, su objetivo es la ganancia, que no se traduce en el bienestar del pueblo.
En el cuarto punto que aborda el derecho humano a la educación, podemos señalar que en este gobierno si se han abierto más planteles del nivel bachillerato y universidad y que éstas son públicas, aunque tienen muchos problemas para su funcionamiento y faltan algunos años para empezar a ver sus resultados, sin embargo, las principales universidades públicas del país, excusándose en la autonomía, se han convertido en el refugio de los neoliberales golpeados por este gobierno, han fortalecido a la casta dorada que ahí tiene su feudo desde hace años, no permiten la democratización de las universidades públicas y además no se les quita la costumbre neoliberal de cobrar como reyes, sin hacer nada más que brillar por sus, supuestos y muchas veces falsificados, “méritos académicos” al mismo tiempo que explotan a miles de profesores con sueldos miserables, ahí, sin violar la autonomía, y como escribimos más arriba, que el Estado obligue a los patrones a pagar con base en el salario mínimo y dando la base o definitividad a los miles de trabajadores precarizados de la educación media y superior.
En el próximo escrito continuaremos analizando si los puntos del decálogo por una vida digna se han cumplido o falta aún mucha lucha y voluntad política para que se hagan realidad, aclaramos que, no estamos, ni de cerca hablando de expropiarle a la clase empresarial o eliminar la propiedad privada de los medios de producción o diciendo ocurrencias imposibles de cumplir, estamos apenas, esbozándole al gobierno que está próximo a llegar, a que promueva, respete, proteja y garantice los derechos humanos, obligaciones a los que se ha comprometido internacionalmente a cumplir.
Por lo pronto, ya Claudia Sheinbaum ha declarado públicamente que ella es seguidora del “humanismo mexicano” cuya práctica ha sido, que todas “Las decisiones económicas más importantes […] se tomaron por consenso. Sin imposiciones.” Y da ejemplos concretos; “El aumento al salario mínimo nunca fue una decisión del gobierno hacia los empresarios, fue un acuerdo […] el tema del outsourcing nunca fue imposición, y así muchas acciones que tienen que ver con políticas del bienestar.”, sin decirlo, esto significa que se gobernará llegando a “acuerdos”, que bien pueden llamarse negociaciones con la clase empresarial que se rige por la ganancia económica por sobre los derechos humanos.
Así que, como siempre, cerramos diciéndole que no podemos esperar con los brazos cruzados ver pasar el féretro del neoliberalismo, si no seguimos empujando por el goce pleno de los derechos humanos, ejerciendo los derechos humanos a la libertad de expresión, a la organización y a la protesta, entre otros derechos, el consenso y la negociación del gobierno humanista mexicano con la clase empresarial, siempre resultará en el recorte del bienestar de todos los mexicanos, así que lo invitamos a organizarse y luchar por una vida digna para todos.