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Declaración sobre la guerra de ocupación en Palestina

Lunes 30 de octubre de 2023, por Comité Cerezo México

ME BASTA ESTAR EN SU REGAZO
Me basta con morir en mi país
estar aquí enterrada
y disolverme y anonadarme
resucitar hierba en la tierra
resucitar flor que cortará un niño crecido en mi país
tierra
hierba
flor.
Fadwa Tougan

Ante los ojos pasivos de los Estados han muerto más de 8.000 palestinos en la Franja de Gaza, mientras 14.000 personas han resultado heridas y más de 1.000 se encuentran desaparecidas.

3.000 de esas víctimas mortales son infantes y 1.700 mujeres. El 40% de las casas habitación han sido destruidas. Son cifras que muestran la realidad de las consecuencias de la intensificación de la guerra ocupación en la franja de Gaza.

En el Pueblo Palestino las huellas son históricas y, por tanto, indelebles sobre la salud física y mental. Desde el inicio en 1948 se han cometido violaciones graves a los derechos humanos de toda la población. Hombres, mujeres, adolescentes e infancias, han crecido en la cotidianidad de la violencia ejercida por el Estado de Israel. Los crímenes de lesa humanidad aumentan y se multiplican sobre los cuerpos y las mentes que se vulneran de manera sistemática y generalizada sin respiro cada día.

La población afronta detenciones arbitrarias, tortura, injusta reclusión, ejecuciones extrajudiciales, principalmente desapariciones forzadas y desplazamiento forzado.

Los bombardeos hacia la población civil, entre otras formas de ataque; la destrucción de casas hospitales, escuelas, es decir, la guerra, el apartheid y el genocidio, se ha sostenido por tres cuartos de siglo.

Nos preguntamos ¿Cuáles son y siguen siendo los impactos psicológicos y psicosociales, así como su incidencia sobre la vida de las personas afectadas y en general en el Pueblo Palestino?

Ante los históricos y numerosos daños colectivos, las miles de pérdidas dolorosas de los seres queridos de maneras inhumanas, las violencias extremas que se hacen cotidianas, la guerra de ocupación del territorio, en un marco de impunidad y genocidio contra el Pueblo Palestino, provoca lo que ya Ignacio Martín Baró llamó el trauma psicosocial.

Un sufrimiento atroz ejercido contra muchas generaciones de palestinos, convirtiéndose en una parte constitutiva de la memoria colectiva de este pueblo [1].

No sólo es el dolor físico, también es el dolor psíquico que se constituye como una realidad palpitante de nuestro mismo vivir. Este dolor psíquico se manifiesta en el trauma personal, pero también en el trauma psicosocial, heridas tras heridas, de padres y madres a sus hijas e hijos, causando un daño transgeneracional.

En este sentido, Baró describió a grandes rasgos el trauma psicosocial como “la cristalización traumática en las personas y grupos de las relaciones sociales deshumanizadas”.

Al respecto el Estado de Israel y su ejército se relaciona de manera deshumanizada y deshumanizante con la población palestina, no de manera casual sino como un mecanismo planificado intencionalmente para el exterminio del Pueblo Palestino, por ejemplo, al considerarlo como un pueblo de animales, o cuando cuestiona la dignidad y valor de las infancias palestinas que mueren, frente a las infancias israelíes, para convertirlas en No-personas, en seres sin identidad por las cuales no hay que despertar empatía ni necesidad de justicia.

Basta ver y escuchar las declaraciones de los voceros y miembros del ejército israelí, al menos en las redes sociales, sobre esta guerra de ocupación: su objetivo es causar un daño devastador en la salud mental de quienes se resisten a ser exterminados. El pueblo palestino tiene el legítimo derecho a juzgar al Estado israelí por el trauma psicosocial y los síntomas que se intensifican en este momento.

La mentira institucionalizada con evidente intención totalizante, consiste en repetir la falacia de que el Estado de Israel se está defendiendo de “los terroristas palestinos”, en todos los medios de comunicación de las grandes potencias: Estados Unidos, Alemania, Francia, Inglaterra, etc.

No sólo les basta con intentar legitimar, a través de la mentira institucionalizada, la guerra de ocupación, sino convertir la misma en una práctica sádica y naturalizada para resolver el problema “de los terroristas palestinos”.

Todos los disidentes hacia las políticas de ocupación del Estado de Israel son etiquetados como terroristas, inclusive, como se ha visto en los últimos días, ni siquiera es necesario oponerse a este discurso, sino simplemente se califica de enemigo a quien no los apoyan de manera incondicional.

Se pretende imponer una visión unilateral en donde las luchas, pueblos y organizaciones defensoras de Derechos Humanos, se vean obligadas a suscribir el discurso del Estado israelí, contradiciendo la dignidad de sus propios objetivos de lucha como personas defensoras.

Esta retórica de criminalización, estigmatización, aislamiento y castigo de cualquier disidencia, les deja muy pocas opciones para poder cambiar su realidad, para poder aspirar a un futuro diferente para su pueblo y atenta contra todas las personas que afirmamos la vida digna, y que la defendemos de manera comprometida en cualquier parte del mundo, que nos lleva a movilizarnos colectivamente en momentos de definición histórica.

Estos impactos psicosociales se presentan sin lugar a dudas en las personas adultas, sin embargo, son más frecuentes en infantes y adolescentes. Uno de los impactos psicosociales es el miedo , este irrumpe con mayor intensidad ante las pérdidas inminentes.

La angustia, la incertidumbre, la sensación de impotencia, y la ira reprimida se presentan día con día ante la injusticia y las humillaciones diarias.

Ya la Dra. Samah Jabr presidenta de la Unidad de Salud Mental del Ministerio de Salud Palestino ha mencionado con conocimiento de causa, algunos de los impactos psicológicos y psicosociales más comunes en los adolescentes, como depresión, insomnio, pensamientos paranoicos, aislamiento social, problemas del habla, dolor en las articulaciones y problemas dermatológicos.

Esto es comprensible dado que el 40% de la población de Gaza son infancias y adolescencias menores de 15 años, sometidas a condiciones imposibles de habitabilidad, en medio de ataques a centros de salud, escuelas y otras zonas civiles, que sólo demuestran una política terrorista de parte del Estado de Israel.

Ciertamente no cabe duda de que estos impactos psicosociales no son los únicos que se manifiestan principalmente en las personas menores de 15 años, seguramente hay una larga lista de consecuencias en la población adulta.

No obstante, una de las tareas fundamentales es la elaboración y resignificación bio-psico-social-cultural-espiritual-política-ideológica de los traumas psicosociales de la población de Gaza.

Conocer y documentar los efectos bio-psico-social-cultural-espiritual-política-ideológica de lo que está sucediendo con horror en la cárcel al aire libre más grande del mundo, Gaza, donde 2. 2 millones de personas no sólo están siendo víctimas de la guerra de ocupación, sino que también experimentan una verdadera política de exterminio y brutalidad política de parte del Estado Israelí; para elaborar mecanismos de afrontamientos que sirvan a los pueblos del mundo para luchar y resistir con dignidad hasta vencer a un ejército de ocupación y construir una vida digna.

¿Qué hacer ante esta realidad aplastante, ante este dolor de un pueblo que carece de los más elementales recursos para subsistir?

No basta la atención psicológica o la atención psiquiátrica, no basta el acompañamiento psicosocial, la psicoterapia y/o los tratamientos psicofarmacológicos, aunque puedan ser de gran ayuda, pues esto no devolverá la vida y la libertad de los seres queridos y de los compañeros de lucha.

No devolverá escuelas, hospitales, casas destruidas, árboles cortados. No devolverá miembros mutilados, pieles sin cicatrices, no devolverá el agua, la energía eléctrica, la comida.

Empero puede ayudar, con sus limitaciones, en la recuperación de la salud mental mínima para poder sobrevivir, vivir ante las adversidades luchando y resistiendo a los embates del Estado Israelí.

Quizá el mejor mecanismo de afrontamiento es luchar por la vida y la dignidad, y contra el ejército de ocupación.

La resistencia, en sus diversas manifestaciones legítimas y comprensibles, vista desde la salud mental, es una forma de afrontar tanta violencia, ya que la población palestina tiene bien claro que la resistencia no sólo es un derecho, es un deber histórico ineludible.

Porque el Pueblo Palestino luchó y sigue luchando, y aún sigue resistiendo tomando en cuenta que la resistencia es expresión y reafirmación de la dignidad humana.

El Pueblo Palestino en resistencia está convencido de que la lucha que está librando es justa y es larga. El resultado sin lugar a dudas será una Palestina libre.

El Pueblo Palestino tiene derecho a existir y vivir en paz, con dignidad, así como también tiene el derecho a mantener la soberanía plena de su territorio sin que ello constituya una justificación de una política de exterminio.

Desde aquí, desde México mandamos un fraternal y combativo saludo al Pueblo Palestino.

Condenamos enérgicamente la guerra de ocupación del Estado de Israel hacia el Pueblo Palestino.

¡Por el respeto a los derechos humanos, al derecho internacional humanitario y la protección de la vida!
¡Acatar la resolución 181 de la ONU sobre el reconocimiento del Estado palestino es la PAZ!
¡Por una Palestina libre!


Comité Cerezo México
Integrantes del tercer curso de Introducción a la psicología desde la liberación de los pueblos.


[1Martín Baró (1989) “La violencia política y la guerra como causas del trauma psicosocial en El Salvador”. Revista de psicología de El Salvador.

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