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Lourdes Galaz , Pagina 9

La guerra mediática

Miércoles 22 de agosto de 2001, por Comité Cerezo México

En este México nuestro, hoy -como en el priísmo reciente- todo es posible. ¡Hasta en las revistas y los diarios afines o con tendencia al foxismo se cuestionan las acciones de los aparatos de seguridad! Por lo menos se califica de "sospechosa" la rapidez con la que se "resolvió" el caso de los explosivos en las sucursales de Banamex. Y es que en sólo seis días, "por múltiples llamadas, por testimonios" (versión de la PGR) se detuvo a cinco presuntos militantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo. La celeridad con que actúan los encargados de la seguridad nacional y, particularmente, los administradores de justicia resulta sospechosa no sólo por los comunicados que ha difundido el EPR (vía Internet, como toda guerrilla moderna que se respete) sino porque al día siguiente de que los presuntos guerrilleros colocaran las palomas de pólvora blanca, el consejero del Presidente de la República en materia de seguridad nacional declaró a la prensa que en el gobierno "sabemos que son grupos muy pequeños ("20 o 30 individuos", precisó el periodista Sergio Sarmiento. Hechos, 20 de agosto, Tv Azteca) de desprendimientos de una organización más grande, a la que venimos dándole seguimiento desde hace varios meses". Más todavía, Adolfo Aguilar Zinser aseguraría: "anticipábamos que hechos de esta naturaleza podrían ocurrir".

Nadie lo duda. La noche de las palomas de pólvora blanca (lo dijo el asesor presidencial) la noticia política del día (8 de agosto) había sido la gran manifestación convocada por organizaciones de productores del campo. Fueron muchos o pocos los manifestantes, impactó la protesta callejera, alcanzaron los reclamos al gobierno, la gente (así le llaman ahora al pueblo) no se enteró. Todos los noticieros de la televisión ocuparon su tiempo y su espacio para repetir machaconamente las mismas imágenes y los informes de sus reporteros desde el lugar de los hechos: las sucursales bancarias y sus alrededores. También, claro, las declaraciones del procurador capitalino, Bernardo Bátiz. Al día siguiente las ocho columnas de los diarios fueron para las FARP. Algunos llegaron a mencionar la protesta campesina contra la política agropecuaria del foxismo. Nada extraordinario. Y de ahí pa’l real. A distraer con los medios electrónicos la atención de la gente. Llevamos dos semanas con el tema de las FARP y con que la recesión económica nos alcanzó y el crecimiento cero nos "apanicó" (Fox dixit). Hoy, hasta los medios cercanos al foxismo advierten que, como ya se "anticipaban los hechos", hasta podrían haberse organizado desde los aparatos del Estado. La localización de las "casas clandestinas" del EPR o de las FARP se habría hecho meses, semanas, días antes del 8 de agosto. La noche de las palomas de pólvora blanca, apareció la protesta de las FARP... o sólo se montó el escenario.

El gobierno y los operadores políticos y periodísticos del sistema -a veces coinciden, otras no- continúan librando una pelea que, por ahora y con algún altibajo, van ganando. Y es que gracias a la presencia aplastante que tienen en los medios vencen porque el conjunto de la sociedad comienza a externar temores, tiene miedo. A la pérdida del trabajo o a seguir sin él, a la recesión, a la inseguridad en las calles, en los hogares mismos. A la represión, al terrorismo de Estado. Miedo. Y con tanto miedo junto, es virtualmente imposible que no prendan los discursos fáciles al estilo presidencial y las acusaciones efectistas como las de los sabuesos de la PGR o los jefes militares. Son estrategias de comunicación usadas en regímenes autoritarios. Los expertos (ejemplos: Ottho Granados Roldán en el salinato, Francisco Ortiz en tiempos foxianos) saben que se crean campos fértiles para sembrar, primero, el objetivo de desviar la atención respecto de los problemas principales; y logrado eso, tratar de influir en el pensamiento popular sobre los temas que sembraron... la cosecha será buena.

Y el tema sembrado con un buen ambiente mediático, es crear en la gente la sensación de que las protestas, los reclamos, las manifestaciones y expresiones antigobiernistas en los tiempos de cambio están fuera de lugar, en una democracia legitimada internamente y muy publicitada en el exterior. Para el gobierno "es inaceptable, absolutamente inaceptable, la utilización de la violencia como expresión de un reclamo político". También establecer en la sociedad que "todo lo que tenga que ver con la transformación de las relaciones sociales hay que dialogarlo... lo que tenga que ver con actos de violencia hay que castigarlo" (expresiones del asesor presidencial en seguridad nacional). En consecuencia, los operadores políticos y periodísticos del sistema coinciden y repiten en la radio y la televisión que los actos terroristas del 8 de agosto serían una estrategia de grupos extremistas para ganar presencia entre la población, que comienza a cuestionar las promesas incumplidas y los resultados de la política económica del gobierno. Los analistas concluyen que la peor propaganda de las organizaciones rebeldes serían los actos de violencia.

No es gratuita la amplia difusión de los presuntos contenidos del "material terrorista" que los sabuesos de la PGR encontraron en los cateos a cuatro domicilios. Por lo menos le dan la razón al EPR en su comunicado cuando acusa a las autoridades investigadoras de "intimidar con su modus operandi". Se publicita que células guerrilleras se habrían integrado con estudiantes de la UNAM, que el EPR se habría infiltrado en organizaciones como la CNTE, igual que en ciertos sectores del PRD. Como era de esperarse, la organización magisterial y los perredistas rechazaron la versión. En la UNAM la base estudiantil comienza a movilizarse. La nada transparente detención de los tres hermanos Cerezo Contreras, dos de ellos con registro escolar en las facultades de Economía y de Filosofía y Letras en Ciudad Universitaria, y la presencia en el campus de su hermana Emiliana Cerezo ("nunca he sido activista... por mis hermanos puedo aprender") haciendo la denuncia de torturas y otros agravios claramente violatorios de los derechos fundamentales de sus hermanos, son hechos que pueden prender los ánimos universitarios. Por lo pronto se anuncian protestas en el campus y para el viernes se invita a una manifestación por el centro de la capital.

La advertencia de una intromisión de la autoridad judicial en el campus universitario para descubrir células de la guerrilla abrió el debate en el Consejo Universitario. Cuando el rector Juan Ramón de la Fuente busca consensos para un congreso para la reforma de la UNAM, se crea inestabilidad en la casa de estudios y los activistas reinician movilizaciones. Escaso margen de acción tendrán las autoridades de la universidad si el asunto de las FARP va de la intimidación al error, a la arbitrariedad... Por lo pronto hay serias acusaciones contra la PGR por violación a los derechos humanos consignados en la carta de la ONU y, por supuesto, a las garantías que establece la Constitución. La denuncia de Emiliana Cerezo estaría ya en manos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), sólo que con el desprestigio que se han ganado la institución y su presidente José Luis Soberanes, la dirección de Derechos Humanos de la PGR tomó cartas en el asunto. Sometió a los cinco presuntos guerrilleros a exámenes médicos y sicológicos "bajo normas internacionales". Concluyó que no presentan signos de tortura, tratos crueles o degradantes. Tampoco hubo retención ilegal de los hermanos Cerezo, "permanecieron sentados y esposados en su domicilio"... Sí, en este México nuestro todo es posible, hasta que la CNDH acepte otro favorcito de la PGR.


Ver en línea : http://www.jornada.unam.mx/2001/ago01/010822/009a1pol.html

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