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Atlacholoaya, Morelos

El movimiento estudiantil-popular del 68:

ejemplo de lucha por la libertad de TODAS y TODOS los presos políticos

Miércoles 1ro de octubre de 2008, por Comité Cerezo México

Cierto es que hoy gobierna el PAN, pero es la misma derecha, la misma clase la que al fin de cuentas se ha mantenido en el poder durante estos 40 años. Los opresores y represores de ayer son los mismos que hoy. Entre Díaz Ordaz y Felipe Calderón no hay mucha diferencia: representan la mano dura contra aquellos que atentan contra sus instituciones, su democracia y su política económica. Y si los priístas en nombre de la revolución mexicana reprimieron a miles de luchadores sociales que buscaban el beneficio de las mayorías, ahora los panistas en nombre de una supuesta democracia continúan haciendo exactamente lo mismo.

A tal grado llega la hipocresía que este 2 de octubre la derecha hablará del gran aporte del movimiento estudiantil al desarrollo democrático del país sin tener ningún empacho por hoy en día mantener en prisión a más de 250 presos políticos y de conciencia cuyo delito es precisamente luchar por una verdadera democracia en nuestro país, así como a unos 400 luchadores sociales en libertad, pero bajo proceso.

Pero, lo más triste, es que no sólo la derecha es capaz de tal hipocresía, sino que un parte que se dice de izquierda abanderará el recuerdo del 68 mientras le da la espalda al movimiento social que hoy se organiza y lucha. Me refiero a esta “izquierda” que justifica la movilización callejera, las huelgas y la protesta popular cuando se trata del 68 y al mismo tiempo desaprueba y condena estas formas de lucha cuando se trata del pueblo de Atenco, de Oaxaca o cuando se movilizan quienes se oponen a la privatización del petróleo.

Para esta “izquierda”, lo que México necesita no es aquella vieja izquierda del 68 sino una nueva y moderna “izquierda” que se limite a competir electoralmente (no importa que le hagan fraude), que no polarice la sociedad (como si la riqueza de unos cuantos y la pobreza de la mayoría no fuera la causa de ello), que sea capaz de negociar con la derecha (incluso que haga alianzas electorales con el PAN y el PRI), que respete el Estado de derecho (aunque ese Estado sea el Estado de la derecha), que respete y proteja los intereses de los grandes empresarios nacionales y extranjeros (puesto que si bien se vuelven multimillonarios a costa de la explotación del pueblo generan empleos), que aspire a administrar el neoliberalismo (ya que cualquier cambio de modelo económico es imposible).

Una izquierda moderna que solape la represión, los asesinatos, las desapariciones, las torturas y el encarcelamiento por parte de la derecha, pues confrontar es dividir al país y ganar menos votos. Por ello, reivindicar el movimiento estudiantil popular del 68 es emular lo mejor que ha dado la izquierda a la lucha por transformar para bien el país. Otro ejemplo de esto es la gran lección política y moral que nos ha legado el movimiento estudiantil popular, entre otros aspectos, respecto al tema de los presos políticos y de conciencia.

La demanda de libertad a los presos políticos en el 68 no sólo se limitaba a aquellas personas que habían sido encarcelados por su participación directa en el movimiento sino que se incluía a TODOS los presos políticos del país, incluidos los líderes ferrocarrileros Valentín Campa y Demetrio Vallejo, que para ese entonces llevaban cerca de 10 años de prisión política, es decir, se había superado esa visión egoísta y lamentable que desgraciadamente algunas organizaciones sociales mantienen hoy en día, la cual consiste en luchar solamente por la libertad de los presos políticos o de conciencia que les son afines o que comparten una determinada posición política ¡Como si luchar por TODAS y TODOS los presos políticos y de conciencia del país fuese políticamente incorrecto y éticamente reprobable!

Nosotros nos preguntamos ¿Cuál es la diferencia entre un preso político o de conciencia del Estado de México con uno de Oaxaca o con uno de Guerrero, Chiapas, Veracruz o Michoacán? ¿Cuál es la diferencia de la APPO, de Atenco, de la Otra Campaña o de cualquier organización social, indígena, campesina, obrera que lucha por mejorar sus condiciones de vida? ¿Por qué unos si y otros no? ¿Qué puede justificar que quien se diga de izquierda no luchen por la libertad de TODAS y TODOS los presos políticos y de conciencia del país?

En este sentido recordar el movimiento estudiantil-popular del 68 no debe hacer reflexionar sobre nuestra propia actitud política. Debemos luchar sin condicionamientos, como principio ético, por la libertad de TODAS y TODOS los presos políticos y de conciencia del país. No hacerlo es darle la espalda, el legado que nos dejó el movimiento estudiantil-popular del 68 y contribuir a la desunión del movimiento popular que hoy se enfrenta a las políticas neoliberales de la derecha.

Presos de conciencia: Antonio y Hector Cerezo Contreras

P.D. 1: ¡Dos de octubre no se olvida!
P.D. 2: ¡Presos hoy, libres siempre!

Atlalcholoaya, Morelos a 7 años 1 mes y medio de injusta e ilegal reclusión.

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