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Carta de Héctor Cerezo a sus padres - agosto de 2008

Penal de Atlacholoaya

Miércoles 13 de agosto de 2008, por Comité Cerezo México

A mis padres, en donde quiera que se encuentren luchando.

Queridos papá y mamá:

Me es difícil escribirles sin que mis ojos brillen por el recuerdo de sus rostros, de su lucha cotidiana y de su amor hacia nosotros, pero aquí estoy para decirles en voz alta, que a pesar de estos siete años de injusta e ilegal reclusión, seguimos tratando de ser hombres dignos, hombres consecuentes con nuestros principios e ideales, hombres solidarios con quienes luchan por construir un México verdaderamente libre, justo y democrático.

Decirles que no los extraño y que no me hacen falta sería decir una mentira, pero quiero que sepan que siempre los llevo conmigo y que en la lucha por nuestra libertad hemos encontrado organizaciones sociales, defensores de derechos humanos y personas solidarias que nunca han permitido que en todo este tiempo de reclusión estemos o nos sintamos solos; al contrario, su solidaridad y cariño nos han impulsado a encontrar las formas de seguir resistiendo, de seguir luchando y creciendo como seres humanos aun en los momentos de mayor aislamiento e incomunicación o en los momentos en que las vejaciones, humillaciones y maltratos físicos y psicológicos arrecian en contra nuestra.

En el transcurso de estos siete años, con nuestras limitaciones y capacidades, hemos tratado de hacer de la cárcel un salón de clases, una plaza de denuncia, un espacio de arte, un lugar para el ejercicio físico, un círculo literario, una trinchera más de lucha. Por este motivo, durante años las autoridades penitenciarias, obedeciendo ordenes del gobierno federal, nos limitaron los libros, las plumas, las libretas y nos prohibieron las revistas y los periódicos. Por ellos llegaron al extremo de reportar cada 10 minutos durante las 24 horas del día lo que hacíamos o lo que no hacíamos o inventaron que nos queríamos suicidar para justificar de alguna manera el trato diferenciado hacia nosotros, el cual consistía en una mayor violación a nuestros derechos humanos. Sin embargo, el trato de objetos, de seres carentes de opiniones y sentimientos del que fuimos víctimas en los centros federales –en donde se ufanan abiertamente de que tras sus muros no existen los derechos- nunca lograron que dejáramos de amar, de soñar, de sonreír, de contribuir luchando a veces de una manera soterrada y a veces de una manera abierta.

Es a principios de este año, con nuestro traslado a un penal de mediana seguridad situado en la heroica tierra de Zapata y Jaramillo, que las condiciones de reclusión nos han permitido volver a aprovechar de una manera más constructiva nuestro tiempo, pero no nos engañamos ni nos creamos falsas ilusiones. Somos concientes de que en cualquier momento podemos ser nuevamente trasladados a un centro federal y que, el gobierno aprovechará nuestro ingreso para volver a torturarnos física y psicológicamente. Traslado que sería responsabilidad única y exclusivamente del gobierno federal.

Como ustedes saben y es del dominio público, desde el trece de agosto del 2001, el gobierno federal nos vigila, nos hostiga, nos amenaza, nos arremete y nos utiliza como rehenes, como piezas de chantaje de una política de terrorismo de Estado. Nuestra familia y todos aquellos que se han sumado valientemente a la lucha por nuestra libertad hemos sufrido una constante y sistemática represión. Pero si el gobierno federal decide asesinarnos dentro de la cárcel o fuera de ésta no logrará frenar o acelerar la lucha del pueblo por su liberación. Nosotros somos simples granos de arena, no somos ni más ni menos que cualquier mexicano que amando a su patria lucha contra la explotación, la miseria y la represión. Tenemos absoluta confianza en nuestro pueblo y si las garras inquisidoras del Estado acaban con nuestras vidas, otros más abnegados, más inteligentes y valientes continuarán exigiendo la libertad de TODOS y TODAS los presos políticos y de conciencia, la presentación con vida de los detenidos desaparecidos y el castigo a los culpables de los crímenes contra los luchadores sociales de ayer y de hoy.

Queridos padres, seis meses se miran cortos cuando ya pasamos siete años de nuestras vidas entre el cemento y las rejas. Esperamos el trece de febrero del 2009 con esperanza y alegría, pero seguimos su consejo de prepararnos para lo peor. Existe la posibilidad de que el gobierno decida torcer nuevamente la ley para mantenernos en prisión después de haber cumplido con la injusta e ilegal condena. De ser así, no duden que continuaremos luchando con lamisca entrega y con el mismo amor que ustedes nos transmitieron desde niños. Ese gran amor que hoy el gobierno federal considera como un delito, como un motivo suficiente para asesinar, desaparecer y torturar.

Los extraño viejitos, pero quiero que sepan que en cada una de las movilizaciones de protesta y lucha que realiza nuestro pueblo veo sus rostros. Sí, los veo en las marchas golpeando las cacerolas en protesta por el alza de precios de los alimentos, los veo como campesinos en lucha por la defensa de la tierra, los veo como indígenas resistiendo el ataque de caciques y paramilitares, los veo como obreros democratizando sindicatos, los veo como colonos exigiendo vivienda y vida digna; los veo como ambientalistas denunciando el genocidio a nuestro ecosistema, los veo como maestros enseñando a los que en un futuro cambiarán para bien este país; los veo como periodistas honestos, al servicio de la verdad y no del dinero; los veo como inmigrantes luchando porque se respeten sus derechos humanos del otro lado del Río Grande; los veo como personas solidarias con las luchas democráticas de nuestros hermanos latinoamericanos. Te veo a ti, mamá como valiente adelita luchando junto con papá en contra de la privatización de nuestra industria petrolera. Así los veo y aunque físicamente no pueda abrazarlos o besarlos, en mi corazón y en mi mente su presencia me fortalece y alimenta mi esperanza.

Cuídense mucho, Antonio y yo procuramos hacerlo dentro de la prisión y Emiliana, Francisco y Alejandro lo hacen allí afuera.

Por último, pase lo que pase, el único responsable de cualquier agresión a cualquiera de nosotros y de las personas que se han solidarizado con la lucha por nuestra libertad es el gobierno federal y en particular, Felipe Calderón.

De este hecho jamás tendremos la menor duda.

Los ama Hector

¡Presos hoy, libres siempre!

Atlacholoaya, Morelos, a 7 años de injusta e ilegal reclusión.

¡Ni nos vendemos, ni nos rendimos!
¡Resistimos!

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