Primero, quiero agradecer el apoyo solidario de quienes integran la oficina de la Fundación Rosa Luxemburgo en México, gracias a su solidaridad ha sido posible que ustedes puedan tener este libro físicamente en sus manos y que otras personas, que no tendrían el dinero para comprar un libro o que tendrían que tomar la difícil decisión de comer o comprar un libro, puedan acceder gratuitamente a un ejemplar, muchas gracias.
Una de las preguntas más frecuentes que nos han hecho cuando impartimos los talleres y escuelas de derechos humanos es, en qué libro encuentro eso que dicen, a qué autor siguen o algún documento o paper como ahora le dicen, como para saber si hay algo de verdad en la concepción iushistórica de los derechos humanos. Este tipo de pregunta viene usualmente de las personas que estudian una licenciatura, maestría o doctorado. Una pregunta genuina, pero anclada, por lo regular, al mal hábito academicista de buscar respaldos de autoridad en autores consagrados o bendecidos por la academia. Acostumbrados a conocer y seguir el debate de ideas o de autores sobre diversos temas, no centran sus preocupaciones en la propia realidad, sino en lo que han dicho otros acerca de ella, que debemos decirlo, la más de las veces son especulaciones coherentes pero muy lejanas de la realidad, por no decir falsas.
En cambio, las personas que están organizadas y en procesos de lucha social o que militan en organizaciones populares, indígenas, de colonos, de vivienda, o que pugnan por tarifas justas de luz, agua y predial, o que tienen familiares presos por motivos políticos, ejecutados extrajudicialmente o desaparecidos de manera forzada preguntan de manera distinta; sus interrogantes no son de dónde sacamos lo que decimos, sino si los derechos humanos sirven para lograr sus objetivos de lucha o si sirven para defender a sus compañeros y compañeras de la organización o colectivo, quienes están siendo reprimidos, criminalizados y judicializados por el Estado.
A los primeros, usualmente les contestamos que no van a encontrar papers, tesis o muchos libros que hablen sobre esta corriente, ya que quiénes la han creado, lo han hecho al calor de la lucha y lamentablemente, no les ha dado el tiempo para teorizar esta práctica concreta que ha surgido de su propia creatividad, de su propia práctica en la lucha por la justicia, no muchos, incluso antes de teorizar su práctica, también han sido víctimas de la represión estatal, son pocos los movimientos populares, comités o colectivos a los que las circunstancias históricas les han permitido teorizar sobre su propia práctica, sistematizar lo vivido para poder, con su propia voz, compartir su experiencia con el mundo.
Del otro lado, el de la academia, son pocos los autores, académicos o intelectuales que están inmersos en la práctica concreta de la lucha popular o en la defensa de los derechos humanos, y sin práctica concreta, se limitan a interpretar el mundo, pero de lo que se trata, ya lo dijo el viejo Marx, es de transformarlo, y por tanto y lamentablemente, poco han contribuido a la reflexión y al desarrollo del pensamiento crítico y transformador.
Esto no quiere decir que no exista ningún luchador social, académico o defensor de derechos humanos que haya teorizado la práctica y abonado a esta concepción ius histórica de los derechos humanos, sólo señalamos una realidad palpable, incluso, si ustedes en este momento buscan en el internet, dónde dicen que se encuentra todo, encontrarán casi nada sobre esta posición filosófica.
Ahora bien, no es raro tampoco que no encuentren casi nada, existe, pero ha sido relegado al ostracismo, ya que es una posición filosófica que como dijimos antes, no sólo interpreta al mundo, sino que abona a su transformación y eso es suficiente para que sea una teoría desterrada del mundo académico e incluso del mundo real, como siempre, el sistema social capitalista cree que, si no se nombra algo, no existe.
Qué posición filosófica y no sólo en los derechos humanos, es permitida, e incluso alentada, cualquiera que no atente contra el falso carácter universal de los derechos humanos que la clase dominante les atribuyó a los derechos humanos, cualquiera que no atenta contra el orden establecido.
En el libro encontrarán entonces, como reflejo de la posición ius histórica, un recuento histórico que permita al lector entender qué los derechos humanos no son algo dado una vez y para siempre, sino que son, fundamentalmente, el resultado de la lucha de los pueblos por conquistar una vida digna, incluso desde antes de que naciera el concepto de derechos humanos.
En la lectura podrán ver cómo la burguesía cuando habla de “libertad” en abstracto, está realmente hablando de una libertad burguesa de comerciar, libre comercio o neoliberalismo le llaman también, y que cuando habla de un “gobierno para todos”, oculta la existencia de una dictadura de una clase minoritaria contra la mayoría, e incluso cuando habla de “democracia”, habla del derecho de cualquier burgués a acceder al poder político, incluye a aquellos desclasados que no son burgueses, pero piensan como ellos y les sirven a sus intereses.
La clase explotada y oprimida no sólo puso énfasis en algunos derechos reconocidos en la Declaración Universal, sino que en los hechos comenzó a crear y desarrollar, gracias a las revoluciones y a las luchas obreras y campesinas, condiciones mínimas materiales que beneficiaran a la mayoría de la población mundial, condiciones que derivaban de una concepción proletaria, socialista, colectiva y no de un individualismo burgués.
También entenderán que debido a la existencia de esta división de clases sociales en el mundo no existe una definición oficial de los derechos humanos, y por ello los países acordaron poner sus esfuerzos en la descripción de los derechos que consideraban importantes, así como en la práctica concreta que deben realizar los Estados para defender los derechos humanos y evitar así, en teoría, que se repitieran las atrocidades que el régimen nazi y sus aliados cometieron durante la Segunda Guerra Mundial: masacres colectivas (contra comunistas, gitanos, judíos, homosexuales, etc.), desaparición forzada, ejecución extrajudicial, torturas, desplazamiento forzado de poblaciones enteras, ocupación militar, esclavitud sexual, entre otras muchas prácticas criminales, que en este mismo momento se están llevando a cabo nuevamente, en contra del pueblo Palestino, por otro régimen criminal, además, con la colaboración de aquellos que por décadas se han presentado como los paladines de la defensa de los derechos humanos.
Podrán conocer que los derechos humanos, en la práctica, tienen cinco dimensiones para los países capitalistas:
1. Como discurso para justificar el propio sistema capitalista y denostar al socialismo, así como a los movimientos revolucionarios y anticoloniales.
2. Como ariete político y económico que permite a los Estados capitalistas y a sus organismos internacionales atacar, embargar o sancionar constantemente a los países socialistas o a los países o pueblos que están en contra de sus intereses.
3. Como quinta columna al crear organizaciones que, con el discurso de los derechos humanos, minan, socaban o ayudan a subvertir a países y gobiernos contrarios a los intereses de las grandes potencias capitalistas.
4. Como justificación para la intervención o la invasión militar en contra de países contrarios a sus intereses.
5. Como elemento que diluye el lenguaje clasista y revolucionario de las organizaciones y movimientos para ceñirlos a una lucha dentro de los márgenes capitalistas.
Abundamos sobre el concepto de dignidad y preguntamos si ¿Es digno o indigno explotar la fuerza de trabajo de otros seres humanos?, la respuesta depende de la clase a la que perteneces económica o ideológicamente, seguramente, la burguesía, al no reconocer la explotación a la que somete a las y los trabajadores, tampoco acepta que socava la dignidad del trabajador.
Nos metemos al espinoso tema de la “naturaleza” humana, ¿Es bueno o es malo el hombre por naturaleza?
Incluso los países capitalistas que más han avanzado en la correspondencia entre las leyes y la realidad, paradójicamente, lo han logrado a costa de explotar y oprimir a otros países y a otros pueblos.
En los Estados modernos capitalistas lo que sí existe es una correspondencia real entre derechos humanos y posición económica; es decir, entre más poder económico se tenga, más derechos se tienen o se ejercen. Los derechos humanos, tal y como están establecidos en el sistema internacional, en la realidad, no son para las mayorías, para los explotados, para los pobres. A lo mucho los derechos humanos se han convertido en un faro, una esperanza, una meta a la cual los desposeídos, los parias, aspiran.
Así, la práctica concreta de los pueblos en su lucha por emanciparse, por ser libres, por auto determinarse se convierte en conciencia de la necesidad de alcanzar una vida digna. Esta conciencia alimenta a su vez una nueva práctica que nos muestra, de manera inequívoca, que los derechos humanos no son estáticos, no son un algo dado de una vez y para siempre, no están plasmados en una tabla divina, tampoco son parte de la naturaleza humana, ni surgen de una idea, por muy loable que sea ésta, sino que, incluso, nuevos derechos humanos nacen como respuesta a los cambios y necesidades sociales que se van generando a lo largo de la historia y además, que si olvidamos que estas conquistas son producto de la lucha de los pueblos, se desvanecen.
Ponemos un simple ejemplo, ahora que la socialdemocracia a tomado el poder en México y ha creado algunas leyes que benefician parcialmente al pueblo, muchos militantes de la izquierda presumen que son medidas nunca antes vistas y entonces preguntamos a quienes toman nuestros talleres, si conocen experiencias de gobiernos progresistas que aprobaran este tipo de medidas en el pasado.
Casi nadie tiene un ejemplo de alguna medida a favor del pueblo tomada por algún gobierno en el pasado, les contamos, que dicen nuestros ancestros, que érase una vez, como si fuese cuento, que hubo un país muy, muy lejano, en dónde el permiso de maternidad era de un año, y que la madre trabajadora podía al término de este periodo regresar a su trabajo en el mismo puesto que había dejado y sin pérdida de salario o que había un sistema educativo que no enseñaba por materias, como ahora la Nueva Escuela Mexicana y que preparaba a los niños para la vida colectiva y social y no para la competencia individualista descarnada.
Además les decimos que esto fue hace ya, más de 100 años y que en México, como seguramente en muchas partes del mundo, son medidas inimaginables, diría mucha gente que defiende el micro gradualismo del actual gobierno mexicano, que en seis años no se puede avanzar todo lo que quisiéramos, pero hace más de 100 años lo hicieron, no les diré el nombre del país, que por cierto ya no existe, tampoco creamos que el Sistema de Cuidados que propone el próximo gobierno es algo nuevo, lleva también 100 años de retraso y además está limitado y descafeinado.
La posición Ius histórica es eso, producto de la historia de lucha de los pueblos, podrán encontrar en esta lectura un recuento de las experiencias que fundaron y alimentaron esta posición, Argentina con las Madres de Plaza de Mayo, Chile, El Salvador, y por supuesto un breve recuento de la práctica de esta corriente en nuestro país.
Por último, encontrarán un epílogo, un documento sobre la frase que muchas personas, incluso las de izquierda, repiten como una forma de empatía hacia el desposeído, cuando dicen que algo fue posible por que gozan de un “privilegio”, “a lo mejor yo hablo desde mi privilegio por tener internet” o “claro, yo lo veo así desde mi privilegio de vivir en la CDMX”, pero que es un discurso impuesto desde la élite del poder para desmovilizar, enajenar e invisibilizar la lucha de clases.
- ¿Qué es un privilegio? El significado literal del privilegio como parte de la superestructura jurídica de la opresión
- Los privilegios como mecanismos de la clase dominante a través de la historia
- Privilegios contra derechos: la lucha de los pueblos por acabar con los privilegios de las minorías convirtiéndolos en derechos de las mayorías
- La extensión semántica del privilegio…. Una noción que oculta y estigmatiza los derechos humanos.
Así, si viven cerca de su trabajo o escuela, si han podido acceder a la educación pública y gratuita, si tienen internet y luz en su casa, no es que sea privilegiados, simplemente gozan de los derechos humanos que han conquistado los pueblos, a través de la lucha, con un alto costo en vidas, como condiciones necesarias para vivir dignamente y que ahora nos beneficia.
Para terminar y no aburrirlos demasiado, que veo ya a algunas personas cabeceando o bostezando si reparos, los llamamos, a organizarse con nosotros, juntos seguro podemos coadyuvar a transformar el mundo con la herramienta de los derechos humanos, que no le de pena, ni sienta que no puede contribuir, recuerde que desde la posición ius histórica, sólo somos una pequeña colectividad, una mínima expresión del pueblo que lucha por una vida digna, recuerde que no existen los seres especiales o indispensables, todos y todas podemos contribuir a lograr una vida digna para todos y todas.