23 años del nacimiento del ComitéCerezo México
Los Derechos Humanos como herramienta de lucha
Es un honor para mí estar hoy en esta mesa junto a María Adela Antokoletz, de las Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadoras. Sin duda alguna una de las organizaciones que con su ejemplo de lucha y compromiso han aportado enormemente a la lucha por los derechos humanos en el mundo y especialmente con la lucha de los familiares de personas víctimas de desaparición forzada una realidad tan dolorosa en muchos pueblos latinoamericanos y dolorosamente ahora también en México.
Saludo en nombre de la Fundación Don Sergio, este esfuerzo de sistematización de una buena parte de la práctica-teoría-práctica de las Escuelas Generales de Derechos Humanos que el Comité Cerezo México ha impulsado y ahora se realizan en varios puntos del país.
Desde la Escuela Popular de Derechos Humanos “Don Sergio Méndez Arceo” en Cuernavaca Morelos y desde la propia Fundación Don Sergio, hemos sido impulsores y practicantes de esta propuesta metodológica que se vuelve una herramienta en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia.
Al momento de leer este libro, volvieron a mi mente los pasos de la metodología de las Comunidades Eclesiales de Base (VER-PENSAR-ACTUAR-EVALUAR-CELEBRAR), pequeños grupos de vecinos que, tanto en las colonias populares como en algunas ciudades, nacieron en torno las parroquias de la iglesia católica a finales de los años 60´s. Las CEB´s fueron fuertemente impulsadas en la Diócesis de Cuernavaca y luego nacieron de ahí organizaciones populares de defensa de derechos humanos, cooperativas de compras en común, de mujeres artesanas, grupos de salud alternativa, comités de lucha por el agua, organizaciones populares de lucha por la vivienda, etc.
¿Y porqué hacer memoria de las CEB´s, y de la Iglesia en la presentación de este libro?
Así como la historia de los Derechos Humanos, narra la lucha de al menos 2 modelos de sociedad, dos sistemas diametralmente opuestos: El socialismo y el capitalismo. El primero encabezado por la URSS y un conjunto de países que habían desarrollado, desde una concepción colectiva y mediante una revolución proletaria, lo que llamaron “Derechos del pueblo trabajador”, establecidos por primera vez en la Constitución Soviética de 1918 que buscaba superar la explotación y la opresión del sistema capitalista y construir el socialismo.
Por otro lado, los Estados Unidos de América, que, si bien contribuyeron a la derrota del nazismo, no dejaron de hacer todo lo posible para impedir o frenar las revoluciones socialistas y anticolonialistas para dificultar que la URSS y el socialismo ganaran influencia en los pueblos del mundo. Y es justo en este marco de lucha política, ideológica, militar y económica que se creó la ONU y con esto la creación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.
Así también hay 2 modelos de iglesia una conservadora y aliada de los intereses políticos, económicos neoliberales que su doctrina es “apaciguar” al pueblo creyente con la promesa que un día Dios los va a liberar y los llevará al paraíso en pago al sufrimiento que viven aquí en la tierra porque “Dios así lo quiere y quien es el creyente para ir en contra de la voluntad divina” y otro modelo de iglesia que nace en el Concilio Vaticano II de 1962-1965 que plantea un Iglesia que se “abre a las realidad que viven los pueblos en su diversidad cultural y propone una nueva manera de relacionar la fe y la vida”. Este modelo influenciado con el aporte de Teólogas y teólogos latinoamericanos como Leonardo Boff, Gustavo Gutiérrez dieron origen a la Teología de la Liberación en la Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELAM) de 1968 en Medellín Colombia, y luego en la Asamblea del CELAM en Puebla, México en 1979. La Teología de la Liberación recupera la importancia de Dignidad Humana de los sectores marginados, explotados y excluidos incluso por la propia Iglesia. Y a diferencia del sector conservador pre-conciliar, apuesta por la toma de conciencia del pueblo creyente y es justo a través de las CEB´s y su método de trabajo que se promueve el análisis de la realidad que permite la conciencia de clase y la organización popular de base como camino de liberación del pueblo oprimido que es sujeto de transformación de su realidad. O lo que desde la teología de la liberación se llama “la construcción del Reino de Dios aquí y ahora”.
Aquí quiero destacar como este sector de la Iglesia que adoptó la Teología de la Liberación ha contribuido a la lucha por los Derechos Humanos como una herramienta para el pueblo organizado. Quiero destacar como Don Sergio Méndez Arceo, siendo obispo de Cuernavaca, durante las celebraciones de la misa dominical hacía un llamado permanente al pueblo creyente a no ser “cristianos bobos” y decía: Que el verdadero Cristiano debía conocer la Palabra de Dios escrita: La biblia y la Palabra de Dios Acontecida: El periódico. Porque a Dios había que buscarlo y encontrarlo en el acontecer cotidiano y desde ahí comprometerse y luchar para que su Reino se haga presente.
Esta teoría-práctica permitió que nacieran los primeros centros de derechos humanos y un gran movimiento de solidaridad con las causas de la justicia social, la liberación de los pueblos no sólo en Morelos sino en México y América Latina.
Esos modelos contrapuestos tanto en el espacio social como en el espacio eclesial prevalecen hasta nuestros días. Y aunque el Neoliberalismo aliado con el sector conservador de las iglesias son predominantes en el mundo, la resistencia, la lucha del pueblo trabajador y la iglesia de los pobres estamos presentes para continuar tejiendo juntas/juntos hasta alcanzar la liberación y la vida digna para todas y todos.
La izquierda en el poder en México, está lejos de responder a las necesidades sentidas del pueblo trabajador, nuestra labor entonces es seguir organizándonos, tejiendo solidaridad y lucha, compartiendo saberes que se traduzcan en acciones concretas que nos lleven paso a paso a la defensa y conquista de derechos para todas, todos y todes.
Muchas gracias al Comité Cerezo, por ser ejemplo de lucha y resistencia. Mi reconocimiento a Pablo Alvarado y los Hermanos Alejandro, Héctor y Antonio por resistir ante la injusta prisión; a Emiliana y Francisco Cerezo Contreras por no rendirse en la lucha por su liberación. A todas las personas que hacen posible que tengamos en nuestras manos este libro que sin duda alguna abona al trabajo de las y los defensores de derechos humanos en México.
¡Muchas gracias!
Soila Luna Pineda
Fundación Don Sergio Méndez Arceo