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Los derechos humanos: una herramienta de lucha

Autor: Cerezo Contreras, Héctor
Editorial: Acción urgente para defensores de los derechos humanos ACUDDEH, A. C.
Materia: Derechos civiles y políticos
Público objetivo: General
Publicado: 2024-05-15
Número de edición: 1
Número de páginas: 154
Tamaño: 13.5x21cm.
Encuadernación: Tapa blanda o rústica
Soporte: Impreso
Idioma: Español

Reseña

El libro plasma la concepción ius histórica de los derechos humanos que ha desarrollado y enriquecido, en la práctica concreta, la organización de derechos humanos Comité Cerezo México a lo largo de 22 años de existencia. En el libro Se reflexiona sobre los fundamentos filosóficos de los derechos humanos y se hace la crítica al naturalismo y al positivismo. Se expone un breve recuento histórico sobre el surgimiento de los derechos humanos en México y se fundamenta la corriente ius histórica de los derechos humanos como una herramienta de lucha para los pueblos explotados y oprimidos del mundo. Una herramienta que no es estática, sino que se modifica por las circunstancias y por quienes la hacen suya.

A quienes convirtieron los derechos humanos en una herramienta de lucha para los pueblos explotados.
A quienes integraron el Comité Nacional Independiente Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados políticos.
A los que continúan consecuentes y dignos.
A quienes desarrollan la lucha independiente.

Índice

• Prólogo 7
• Introducción 8
• ¿Qué son los derechos humanos? 12
• La dignidad humana 18
• El debate filosófico sobre los derechos humanos 20
• Crítica al iusnaturalismo y al iuspositivismo 22
• Antecedentes de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. 26
• El debate en el marco de la Declaración Universal de los Derechos Humanos 30
• El Tribunal de los Pueblos 35
• El tribunal de la burguesía 40
• La concepción iushistórica de los derechos humanos 46
• La definición de los derechos humanos desde la posición iushistórica 54
• Derechos humanos, un producto de la lucha y del anhelo de los pueblos por una vida digna 57
• La lucha de los pueblos, la fuerza motriz del desarrollo de los derechos humanos 60
• El pueblo resiste, ejerce y nombra nuevos derechos humanos: los derechos de las víctimas. 65
• Los derechos humanos no son neutrales ni apolíticos 70
• Los derechos humanos solo los violan los Estados. 73
• Los derechos humanos desde los pueblos 79
• La experiencia argentina 79
• La experiencia chilena. 82
• La experiencia salvadoreña 84
• El caso de Amnistía Internacional 87
• Un poco de historia de los derechos humanos como herramienta en México 89
• Los derechos humanos como herramienta de lucha 98
• La razón de ser de los derechos humanos como herramienta de lucha 102
• Acompañar al pueblo organizado 110
• 21 años de documentación de graves VDH 116
• Los derechos humanos en México ante el neoliberalismo 121
• Los derechos humanos en la “4 transformación” 123
• Defender los derechos humanos desde el pueblo nos compromete a ser congruentes con la visión iushistórica de los derechos humanos. 132
• Epílogo: “Hablo desde mi privilegio”: Semántica y discurso de la desmovilización, la enajenación y la invisibilización de la lucha de clases 134

Introducción

Una de las preguntas más frecuentes que nos han hecho en múltiples pláticas, cursos, talleres y capacitaciones tiene que ver con las fuentes bibliográficas de nuestra concepción de los derechos humanos. Este tipo de pregunta viene más de las personas que estudian una carrera universitaria, maestría o doctorado. Una pregunta genuina, pero anclada, por lo regular, al hábito escolar de buscar respaldos de autoridad en autores consagrados o bendecidos por la academia. Acostumbrados a conocer y seguir el debate de ideas o de autores sobre diversos temas, no centran sus preocupaciones en la propia realidad, sino en lo que han dicho otros acerca de ella. En cambio, las personas que luchan, que están en procesos de defensa y difusión de uno o varios derechos humanos, o que militan en organizaciones populares, indígenas, de colonos, de vivienda, o que pugnan por tarifas justas de luz, agua y predial, o que tienen familiares presos por motivos políticos, ejecutados extrajudicialmente o desaparecidos de manera forzada preguntan de manera distinta; sus interrogantes versan no tanto sobre qué son los derechos humanos y de dónde sacamos lo que decimos, sino que su principal inquietud es para qué sirven los derechos humanos, cómo se pueden utilizar para lograr los objetivos de sus luchas o para defender a sus compañeros y compañeras de la organización o colectivo, quienes están siendo reprimidos, criminalizados y judicializados por el Estado.

Estas dos preguntas o preocupaciones, si bien tienen raíces distintas, al final se complementan: la inquietud académica puede ser una forma de acercase a la lucha social, y el conocimiento de autores y planteamientos puede despertar la conciencia crítica frente a las injusticias y de que hay que hacer algo ante ellas. Al igual, la lucha popular, campesina, indígena, estudiantil, de colonias y barrios, si así nos lo proponemos, nos lleva a reflexionar sobre nuestra práctica, a conocer diferentes herramientas de lucha y, en algún momento, a conocer otras experiencias de lucha y las teorizaciones elaboradas por los propios movimientos, pero también las de los estudiosos del tema.

Lo cierto es que son pocos los movimientos populares, comités o colectivos a los que las circunstancias históricas les ha permitido teorizar sobre su propia práctica, que han sistematizado y que han podido, con su propia voz, compartir con el mundo. Y muy pocos son los autores, académicos o intelectuales que, inmersos (mediante la práctica) en la lucha popular o en la defensa de los derechos humanos, han contribuido a la reflexión y al desarrollo del pensamiento crítico y transformador.

Todavía predomina la separación entre el intelectual o académico y la persona que en la práctica lucha por diferentes derechos. Una brecha que debemos superar en aras del crecimiento de los movimientos populares.

Sin embargo, existe experiencia y material suficiente para que se trace una continuidad histórica no sólo en lo que se refiere en la lucha de los pueblos por su liberación, sino también en la teorización o reflexión de las diferentes formas o herramientas de lucha desarrolladas en México, por lo menos, en los últimos 40 años.

Una de estas formas de lucha o herramienta que los pueblos desarrollaron, transformaron, adaptaron y nutrieron es la defensa de los derechos humanos, y este texto intenta aportar su granito de arena en el plano de la experiencia y en la teorización de dicha herramienta.

También es justo decir que la herramienta de los derechos humanos no es la única que desarrolló el movimiento popular, tampoco es la más importante, sino que surgió más como respuesta a la política de contrainsurgencia y represión política aplicada por parte del Estado; sin embargo, aportó a los diferentes objetivos de los movimientos populares.

A lo largo de los 22 años de existencia del Comité Cerezo México, nuestra práctica nos ha llevado a conocer, problematizar y nutrir una idea sobre los derechos humanos y de cómo los entendemos. Dicha práctica de la defensa de los derechos humanos no sólo se nutre de nuestra propia experiencia, sino también de la experiencia de los diferentes comités independientes de derechos humanos que, en México, desde finales de la década de 1970, desarrollaron un trabajo a favor de las víctimas del terrorismo de Estado. Al igual, es justo mencionar que también la experiencia argentina, colombiana, chilena y salvadoreña nutrió nuestra concepción y nuestra práctica.

Lo que nos proponemos con este libro es plasmar precisamente la noción de los derechos humanos que ha abrazado y desarrollado el Comité Cerezo México, con la intención de aportar al debate universal acerca de qué son los derechos humanos, pero principalmente para contribuir a la defensa de éstos desde una posición de los pueblos explotados y oprimidos, de las víctimas de violaciones a los derechos humanos. Esto no quiere decir que tengamos una concepción ya acabada de los derechos humanos, inamovible, a la cual sólo tengamos que entender y utilizar. Tampoco reivindicamos el eclecticismo filosófico ni la falsa apoliticidad de los derechos humanos. Sino que nuestra concepción nace de la práctica social e histórica, y es ella la que al fin de cuentas la determina, la modifica y la transforma.

Por otra parte, de entrada, negamos que los derechos humanos sean neutrales e imparciales y nos posicionamos del lado de las víctimas, pero no de una víctima en abstracto, sino de los sujetos sociales que luchan por transformar sus condiciones materiales de existencia, de los que han sido víctimas del terrorismo de Estado, de los que viven en sociedades atravesadas por intereses de clase antagónicos, de los que, incluso sin conocer o ser estudiosos de los derechos humanos, en la práctica, los defienden y los ejercen.

No somos neutrales, estamos del lado de las víctimas de las graves violaciones a los derechos humanos, pero también intentamos ser objetivos, rigurosos con los hechos, con los datos y con las víctimas. La documentación así lo requiere y nuestra ética así lo demanda.