La educación popular se define como un proceso de aprendizaje, de enseñanza y también de transformación de nuestra realidad y entorno. Tenemos que conocer la realidad para poder hacer una crítica a aquello que va en contra del desarrollo de los pueblos o de una vida digna. No sólo eso, sino principalmente, ayudar a transformar esa realidad injusta en la que vivimos.
Aunque la educación popular es un concepto relativamente nuevo, recupera una vertiente de la educación marxista revolucionaria y una vertiente de la teología de la liberación. En Latinoamérica, nace este concepto para posicionar una educación del lado de los pobres y del pueblo trabajador, pero con la finalidad de que sea la misma gente quien se vuelva el sujeto de cambio y transformación. La educación popular no es un aspecto exterior sino es la misma experiencia y conocimiento de los diferentes pueblos que están luchando, quienes sistematizan esa práctica y la convierten en un proceso educativo. Las características que destacan son: participativa, crítica y autocrítica, así como colectiva. Es necesario resaltar que no se limita a lo local, sino que también abarca lo nacional y lo internacional.
“En el Comité Cerezo México retomamos la práctica de la educación popular porque creemos que es importante transmitir los conocimientos sobre derechos humanos, que se habían adquirido tras muchos años de lucha a la mayor cantidad posible de gente”. Enfatizó Héctor.
Se inició con un proceso de instrucción, pero no basta con transmitir el conocimiento, es necesario que se aprenda la herramienta de los derechos humanos, que se tengan capacidades para utilizarla e innovarla. Por ello, se inició todo un proceso de capacitación que se refleja en la Escuela General de Derechos Humanos y en la Escuela de Educadoras y Educadores Populares en Derechos Humanos.
Como podemos ver, es un proceso que no se detiene sino que es contínuo. La educación popular no solamente instruye y capacita, sino que forma la personalidad, lo cual implica el cambio de hábitos, de costumbres, de maneras de pensar, de sentir, es el cambio de nuestra personalidad para poder apoyar procesos de transformación de la realidad. Este proceso de formación es el más largo, es el más lento y es al cual el Comité Cerezo México le ha apostado a través de las escuelas, a través de sus procesos de formación para que la gente no solo luche por sus derechos humanos o por transformar su realidad, sino que también luchen por otras causas y se transformen en personas que estén al servicio de la sociedad.