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Soldados nos trataron con prepotencia, nosotros estuvimos antes que ellos; desobedecerlos salvó vidas: Rescatista

Sábado 30 de septiembre de 2017, por Comité Cerezo México

By Emma Martínez Last updated Sep 30, 2017

(30 de septiembre, 2017. Revolución TRESPUNTOCERO).- “No queremos que se nos reconozca, no lo hicimos con ese fin. Fue una necesidad de luchar por salvar a los que estaban ahí abajo. No sé si esa misma necesidad sentían los soldados, los de la Marina.

"Porque una cosa es bien cierta, los civiles lo hacíamos por ayudar nadie nos obligó, nos contrató o nos pagó. Los de la milicia estaban ahí porque tenían que hacer su trabajo, su verdadero trabajo. Y a principio, por lo menos a mí y a un grupo de chavos que ayudamos, nos trataron con mucha prepotencia, cuando nosotros estábamos desde antes que ellos.

Nos dijeron que, si queríamos quedarnos debíamos obedecer sus órdenes. Pero muchas de esas veces no hacerlo logró que se rescataran personas. Porque ellos llegaron pensando que nosotros no sabíamos, cuando ellos para supuestamente saber lo que hacían, en muchos casos andaban perdidos.

No todos son así, muchos soldados se convirtieron en compañeros, pero otros más todo el tiempo nos trataron mal. Cuando no se hizo una cosa mal. Parecía que los civiles luchábamos por nuestros iguales y ellos veían a las víctimas como menos que ellos, en algunos casos”, declara a Revolución TRESPUNTOCERO, un rescatista que prefirió mantenerse en el anonimato.

"El sismo del 19 de septiembre pasado, evidenció no solamente la ineficacia del gobierno sino también su falta de solidaridad y su ayuda escatimada, la cual fue resguardada mientras que la población capitalina se desbordó desde los primeros instantes, en apoyo de todas las formas humanamente posibles y necesarias.

Sobre la tragedia, el Comité Cerezo México realizó un informe analítico de las principales fallas en medio de una de las grandes tragedias de la capital. Asegurando que el gobierno federal “no puso a sus funcionarios y equipos a disposición de la sociedad que ya estaba actuando en los lugares para cubrir las necesidades que éstos tenían, para ayudar a aumentar la efectividad de la solidaridad que ya había ahí, para solucionar lo que era más complejo para la gente, para eficientizar la búsqueda”.

También se observó que no desplegó los automóviles y camiones, las medicinas y material de curación, el material de construcción y las herramientas necesarias con las que el Estado cuenta. En cuanto al ejército y la Marina, “se dedicó a mirar cómo la gente hacía hasta lo imposible para conseguir y donar hasta las cosas más complicadas, se dedicó a mirar cómo los rescatistas y las brigadas solicitaban cosas y equipo especializado médico y no movió ni un dedo para utilizar toda la infraestructura estatal que pagamos con nuestros impuestos para que ellos hagan justo eso, ponerla a la disposición de la gente cuando se necesite.

"Las escenas eran absurdas, en zonas de rescate donde estaba incluso la Marina solicitaban medicamentos controlados (como Morfina) y vigas de hasta 12 metros esperando que la gente las comprara, llevara y donara por ellas mismas, mientras los marinos miraban a los rescatistas hacer su trabajo. La solidaridad espontánea le convenía el Estado, pues no lo obligaba a poner ni un peso, ni un funcionario, ni una sola infraestructura al servicio del pueblo”, puntualiza.

Francisco Cerezo Contreras, Coordinador de Comité Cerezo México, explica a Revolución TRESPUNTOCERO, que el objetivo del Estado desde hace tiempo es enaltecer la labor del ejército en todos los campos, y en este caso el desastre fue una oportunidad que se le presentó al gobierno mexicano para aparentar que ambas secretarias no nada más dan seguridad sino también participan en el rescate.

“Y no quiere decir que no lo hayan hecho, efectivamente lo hicieron, muchos de ellos estuvieron muchas horas en distintos lugares, sin embargo lo que nosotros observamos es que el Estado de manera mañosa lo que hizo primero a su llegada, fue tomar el control y dárselo a la Marina que es el cuerpo consentido del Estado en detrimento incluso de la Sedena. Así le dio el mando absoluto.

"Y se pudo observar que ni la Marina ni el Ejército tienen gente especializada en rescate, al nivel que lo tienen algunos grupos civiles quienes ya estaban realizando ese tipo de acciones. Entonces el desplazarlos es cambiar la estrategia de rescate y como se denunció en voz de rescatistas, los elementos no lo estaban haciendo de la manera adecuada a los estándares internacionales”, señala.

Cerezo reitera que en la Ciudad de México las primeras acciones de rescate y solidaridad ocurrieron sin la presencia de autoridades de ningún tipo. “En colonias como Tláhuac e Iztapalapa, aún no han llegado. Las casas han sido pre dictaminadas por brigadas independientes de estudiantes, pero aún no ha llegado protección civil; los albergues tienen guardias de médicos solidarios, pero no hay médicos enviados por las autoridades. A días del hecho, no están claras las autoridades responsables ni la manera en la que estas se presentan o no en los lugares en donde deberían estar haciendo su trabajo”.

A su vez, se informa que en las zonas donde, tarde, llegaron las distintas autoridades del Estado. La cadena de omisiones se acumuló una tras otra: no había listas de las personas desaparecidas, no había listas oficiales de las personas que suponían enterradas en los escombros. No había listas de a dónde se trasladaron los cuerpos.

"La información fluía, a veces de manera contradictoria y confusa, por los civiles que estaban ayudando ahí. El Estado, al hacer presencia por medio de distintas agrupaciones (desde bomberos hasta militares) en los distintos lados no hizo ni siquiera una organización básica de la información. Llegó e hizo un trabajo a medias, que no hizo ninguna diferencia para ayudar a la gente. “Omitió muchas de sus responsabilidades bajo el pretexto de había demasiado caos por la solidaridad de la gente”.

El defensor de Derechos Humanos, añade que se suponía que el Ejército y la Marina tiene todos los recursos disponibles para poder enfrentar un hecho de esta magnitud, sin embargo a la sociedad civil estuvo pidiéndole hasta los clavos, “cuando ellos deberían tener la maquinaria suficiente y necesaria, así como alimentos, cobijas para poder proveer a la población que en ese momento lo necesitaba”.

En tanto, las grandes empresas de medios ahorita mismo son la voz del estado, menciona, esto dentro de la estrategia para realzar a un ejército que está muy desprestigiado por las desapariciones forzadas, las ejecuciones y la tortura; los trata de ensalzar como si fuesen ellos los que verdaderamente dirigieron y cargaron con todo el peso del rescate, cuando todos los que estuvimos ahí sabemos que no es cierto, enfatiza.

“Todavía que es su responsabilidad, hoy parece que hicieron algo más allá de lo que su deber mandata, para eso les paga el pueblo, para que puedan desarrollar todas estas labores. Lo que está haciendo ahora el Estado mexicano es desplazar la solidaridad de toda la gente para hacer quedar bien a un actor que está desprestigiado. Lo cual es solamente una cuestión mediática ni siquiera es real”.

Cerezo Contreras declara que, se está queriendo eliminar la participación inmensa de la población, “la gente buena que incluso se gastó su quincena comprando muchas cosas que se supone el ejército debe de tener para ayudar a la sociedad que estaba necesitada en ese momento. Todo eso es un show cuyo objetivo es decir que el ejército y la Marina o el estado mexicano actuaron como debería de ser, cuando sabemos que no fue así”.

Señalando que un problema más fueron las órdenes, que hacían parecer que iban a un combate y no a salvar vidas, añade. “Si les ordenaban que no pasara nadie no lo hacían a pesar que se necesitaba gente y muchas cosas para acelerar los rescates. En ese sentido las órdenes que se dieron desde los niveles superiores estuvieron desfasadas de una realidad concreta”.

"A su vez, se indica que cuando sus silenciosos esfuerzos de control social fueron desatendidos, “desplegó el brazo armado: trasladó granaderos a zonas de rescate para confrontarse con la gente, utilizó a mandos únicos, policía federal y militares para interceptar los coches particulares que trasladaban ayuda, obligó a que la ayuda se concentrara en los sitios oficiales, desconoció el arduo trabajo de brigadas de ingenieros y arquitectos”.

Y se señala que el gobierno federal puso retenes para que la ayuda no pasara. Una vez más, “como ha pasado desde hace años, las personas que ejercían sus derechos humanos y se habían convertido en defensores de derechos humanos tenían que ocultarse ante los peligros de un Estado rapaz, la gente dejó de poner carteles que identificaban sus carros como de brigadas solidarias, quitó los carteles que anunciaban que trasladaban víveres… la población tenía miedo de que le arrebataran lo que con tanto trabajo había logrado juntar para quienes lo necesitaban”.

Aún más, se comenzaron a utilizar no sólo a granaderos, ejército y marina para amedrentar a la población que no obedece ante la estrategia de control social, sino que ha comenzado a desplegar a su mano siniestra “paramilitares y grupos criminales” que atacaron y siguen atacando a la población solidaria, señala el Comité. ¿Por qué los miles de soldados que estorbaron en el rescate, los policías federales y estatales no estaban en las zonas en las que había robos y asaltos en medio de la confusión? ¿Por qué el fuerte despliegue de militares y mandos únicos no ha podido impedir que un grupo de civiles armados robara, atacara y violara a una brigada solidaria que se dirigía a Oaxaca? El terror también será utilizado como una estrategia de represión política en contra de aquellos que no quieran entender que han de regresar a la normalidad.

"De acuerdo con Francisco Cerezo, el Estado no actuó conforme los estándares internacionales señalaban se debe hacer en una situación extraordinaria como lo fue esta tragedia. “Nuevamente lo que hicieron fue aprovecharse de la solidaridad de la gente para que ahorita finjan que el Estado fue el que proveyó de todos los medios necesarios para salvar vidas.

Cuando en realidad no le importó la gente. Incluso ahora en lugar de darles casa, que es un derecho humano, a la gente que ha perdido su vivienda lo que están ofreciéndoles son créditos, es decir endeudar a las familias 30 o 40 años más”.


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