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Ponencia mesa 4: “Superar la injusticia. Alternativas de seguridad y justicia frente al Estado.” Foro de la Asamblea Autónoma de Profesores de la FFyL-UNAM

Viernes 30 de enero de 2015, por Comité Cerezo México

Toda esta realidad nos enfrentaba a una pregunta ¿qué hacer desde los Derechos Humanos frente a este proceso de configuración de un Estado terrorista?

México D.F. 29 de enero de 2015

Desde 2010 el Comité Cerezo México planteaba que en nuestro país se vivía el proceso de construcción del estado como un Estado terrorista, es decir como un Estado cuya esencia era la violación sistemática y permanente de los derechos humanos de la mayoría de la población con el objetivo de imponer la profundización de la política económica neoliberal en un contexto de crisis del capitalismo sobre todo en Norteamérica.

Esta afirmación la hacíamos con base en:

  1. El trabajo de documentación de violaciones graves de derechos humanos cometidas contra luchadores sociales, esas violaciones eran: desaparición forzada, ejecución extrajudicial, cárcel por motivos políticos y lo que hoy se llaman lamentablemente agresiones menores: amenazas de muerte, hostigamiento, vigilancia y ataques a instalaciones de trabajo de los defensores de dh y;
  2. El análisis de las medidas adoptadas por el Estado con relación a la modificación de leyes que criminalizaban la protesta social y restringían el ejercicio de la mayoría de los derechos humanos, las famosas reformas estructurales.

En ese entonces planteábamos que el gobierno de Felipe Calderón había construido un enemigo interno ad hoc para justificar su política de guerra o de lucha contra la delincuencia como después la llamó, ese enemigo interno ad hoc era el narcotráfico y los delincuentes.

Otra característica de este Estado que se constituía como terrorista era que utilizaba el terror como mecanismo de control social por un lado y como mecanismo de lucha contrainsurgente por otro.

La aplicación del terror recaía ya desde entonces en las fuerzas armadas del Estado y en grupos paramilitares, disfrazados de cárteles de la droga.

Esta combinación del uso de las estructuras legales del Estado con las ilegales complica mucho la labor de la documentación, sobre todo cuando se llegaba al punto de los autores intelectuales de las violaciones de derechos humanos, pues ayer como hoy siempre se pretende que los presuntos autores materiales de las violaciones de derechos humanos son también en automático los autores intelectuales de los mismos.

Para rematar el Estado creaba leyes que criminalizaban el ejercicio de los derechos humanos y utilizaba a los medios de difusión masiva como medios para la trasmisión de partes de guerra: sólo había como hoy una enumeración de muertes, heridos y detenidos y si había análisis ese análisis iba dirigido a fomentar la polarización social: los que están a favor del Estado y su “verdad histórica” y los que están en desacuerdo con el Estado que acaban estando de parte de los delincuentes y se transforman en parte de ese enemigo interno que eliminar.

La documentación nos permitía afirmar que no existía un Estado fallido, un Estado con funciones fallidas o un Estado infiltrado por la delincuencia, lo que vivíamos era peor, más terrible y más perverso: las facultades represivas del Estado, sus facultades de coacción se absolutizaban por sobre su obligación de generar consensos.

Toda esta realidad nos enfrentaba a una pregunta ¿qué hacer desde los Derechos Humanos frente a este proceso de configuración de un Estado terrorista?

Definimos que desde los derechos humanos nuestra labor fundamental era la documentación de los hechos que constituían violaciones de derechos humanos, es decir nos correspondía buscar, ordenar y sistematizar el conjunto de datos y evidencias que las violaciones de derechos humanos aportaban con el objetivo de demostrar que el Estado mexicano fundamentaba su actuación en la sistemática violación de los derechos humanos de la mayoría de su población.

Debíamos demostrar que el Estado mexicano había renunciado a las obligaciones que tiene ante las instancias internacionales de derechos humanos de garantizar, proteger y promover los derechos humanos y de investigar y sancionar las violaciones a los mismos.

Como esta tarea de documentación es enorme nos obligó a generar procesos educativos y organizativos, de ahí que impulsamos la creación de una escuela de derechos humanos y una escuela de educadores populares.

Dar a conocer los derechos que tenemos, dar instrumentos de su defensa y dar las capacidades para enseñar nos ha permitido que muchas personas se incorporen a las labores propias de una organización de derechos humanos, pero también nos ha permitido acompañar de mejor manera las luchas del pueblo por sus derechos y acompañar a algunas víctimas de violaciones de derechos humanos en la lucha por Memoria, Verdad, Justicia y la Reparación integral del daño cuyo elemento de construir los mecanismos de no repetición es fundamental desde nuestro punto de vista porque constituye la posibilidad de una transformación social profunda.

Construir los mecanismos de no repetición de las violaciones de derechos humanos implica el desmonte de los mecanismos legales e ilegales que hacen posibles las sistemáticas y generalizadas violaciones de derechos humanos.

En primer lugar lo que posibilita la generalización y el crecimiento de la miseria y pobreza económica es la política económica neoliberal y el sistema que lo engendra.

Los mecanismos legales de su aplicación son: entre otros, la aprobación y aplicación de las llamadas reformas estructurales; los mecanismo ilegales, los delitos cometidos por las empresas y el Estado para apropiarse del territorio o explotar la mano de obra de la población.

Los mecanismos legales que permiten la represión son las leyes que ya permiten que el ejército o la marina cumpla labores policíacas y que no estén como debieran en sus cuarteles, la creación de la gendarmería, la aprobación de las leyes para el control de multitudes o llamadas leyes balas, la imposición de la ley federal contra la delincuencia organizada como el marco legal de un estado de excepción en el cual son conculcados los derechos de los detenidos y encarcelados bajo esta ley.

Los mecanismos ilegales creados desde el Estado son el paramilitarismo y sus crímenes.

Estamos convencidos que la alternativa ante lo que vivimos es la organización y esta se va a dar de acuerdo a los objetivos y particularidades del lugar donde se manifieste y las personas que participen en el proceso.

Tenemos claro también que la alternativa ya no puede darse dentro de los marcos geográficos de una población específica, la alternativa la debemos construir para todos en todo el país.

Así como el proceso de configuración de un Estado terrorista no se dio de un día para otro el proceso de organización y de la construcción de una alternativa a lo que vivimos tampoco surgirá espontáneamente.

Sólo el trabajo permanente y sistemático podrá brindarnos la posibilidad de desarrollar alternativas efectivas, sólo la conciencia plena de que esta situación no va a cambiar si no participamos todos en este esfuerzo puede ser la divisa para dejar de lado las diferencias que en lugar de acercarnos nos alejan y nos debilitan.

Desde los derechos humanos estamos convencidos de que son los pueblos organizados la única garantía para que se se protejan y se promuevan los derechos humanos, así como se investiguen y se castiguen las violaciones a los mismos y también tenemos claro que los derechos humanos son tan sólo una manera de participar, no es la única, no es la mejor, es tan sólo una más que sumada a todas las que la creatividad social cree y desarrolle podrá construir un presente y un futuro mejores.

Muchas gracias.
Antonio Cerezo
Comité Cerezo México

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