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Carta para Mamá y Papá. Mayo de 2002

Antonio Cerezo Contreras. CEFERESO #1 “la Palma”

Viernes 10 de mayo de 2002, por Comité Cerezo México

Hoy es 10 de mayo, tenemos casi ya nueve meses presos y la esperanza de no verlos en las manos de estos subhumanos.
He pensado mucho en ustedes, he soñado con ustedes y muchas veces, así de repente los recuerdos me asaltan y despiertan melancolía, preocupación, felicidad, fortaleza, ganas de llorar.

Durante todo este tiempo en prisión he tenido una certeza: los amo profundamente y sé que me aman de igual manera.

Ahora que he tenido la oportunidad de conocerlos a través de las noticias en los periódicos y revistas, me da orgullo saber lo que son y a lo que no han renunciado.

Sé que no fuimos un pretexto para que abandonaran su lucha por lo justo e inobjetablemente necesario: un país diferente, sin miseria económica, moral, sin hambre y explotación.

No tengo nada que reclamarles, ustedes no me tiene en prisión, ni son responsables de la tortura de la que fui objeto.

Por el contrario si tengo mucho que agradecer, aprendí, aprendimos sus hijos, algo que se llama solidaridad, consecuencia, honestidad, valor, dignidad, amor a la gente, al pueblo. Aprendimos que la felicidad, la realización plena del hombre está en la entrega y capacidad de ayudar a otros hombres a vivir mejor y mejor es vivir con dignidad.

Actualmente luchamos por no renunciar a lo que nos enseñaron, que la prisión no se convierta en un pretexto para el olvido, la renuncia.

Sólo tengo una cosa que pedirles, no se dejen agarrar, no les den el gusto d exhibirlos como trofeo. A veces lamento que ya estén más viejitos, con más años a cuestas porque tal vez no podrán correr tan rápido como cuando eran jóvenes. Porque no es lo mismo, ustedes lo han de saber mejor que yo.

Tengo ganas de verlos y abrazarlos, pero sé que no s posible.
No pierdo la esperanza de volvernos a ver, sin embargo si es necesario no verlos, no abrazarlos para protegerlos, para que estén sanos y salvos, seguros, prefiero no hacerlo y no saber nada de ustedes.

¡Ay! Mis viejos, como los quiero.

Es hora de despedirme en esta carta más no en mi corazón donde están presentes.

Viejos, viejitos no se rindan, si para ellos, los torturadores y cancerberos del poder son terroristas, para mi, para nosotros son además de nuestros padres, nuestro ejemplo, una razón más para resistir lo que venga.

Cuídense viejos, cuídense mucho.

Los ama Toño.

10/mayo/2002

CEFERESO #1 “la Palma”

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