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Carta a Carlos Fazio de Antonio Cerezo

Domingo 31 de marzo de 2002, por Comité Cerezo México

En esas fechas (los tres hermanos cerezo y el Sr. Pablo Alvarado Flores) estábamos a punto de culminar la segunda huelga de hambre (32 días sin comer) con el objetivo de promover la aprobación de una ley federal de amnistía que beneficiará a todos los presos políticos y de conciencia, además de exigir una sentencia absolutoria en nuestro caso.

En diciembre de ese mismo año ya repuestos físicamente de la huelga se nos notificó la sentencia condenatoria de 13 años y 6 meses de prisión para los hermanos Cerezo Contreras y 10 años para el Sr. Pablo Alvarado F.

Alejandro ya había cumplido 21 años cuando la sentencia, Héctor cumplió 24 años un mes después y Antonio 26 el pasado mes de marzo; los tres ya hemos cumplido 2 años en prisión y nos enfurece saber que nuestra juventud seguirá por más tiempo alimentando la cárcel donde estamos.

Somos resultado del estado de contrainsurgencia que día a día consolida el gobierno; resultado de la guerra de baja intensidad que el Estado mexicano asesorado por el yanqui impulsa y refuerza.

Somos resultado de esa guerra, a veces no tan silenciosa que el Estado desarrolla contra el pueblo organizado y contra el que pretende organizarse. En el discurso gubernamental, el terrorismo no existe en México, sin embargo, en las leyes, jurídicamente si existe. Nosotros somos la prueba de que el discurso político se contrapone a lo jurídico, pues mientras no existen terroristas, a nosotros nos condenan 2 años por “terrorismo”, dos años que pueden ser 40 como lo solicita actualmente el ministerio público de la federación.

No puede haber democracia con 70 millones de pobres, es cierto, tampoco con más de 500 presos políticos y de conciencia.

No puede haber democracia cuando se emiten discursos “tolerantes”, “plurales”, “democráticos” y se crean leyes que justifiquen la represión, la persecución policíaca contra los luchadores sociales.

Estamos próximos a cumplir 1 año y 8 meses en prisión, y seguimos considerando que nuestro deber es aún con loas limitaciones que se nos imponen contribuir a contrarrestar ideología dominante, a que la fachada que se nos presenta construida con discursos y fortalecida por la mayoría de los medios de comunicación caiga por tierra y nos permita ver que los discursos defienden una realidad aberrante, injusta, destructora de seres humanos.

El estudio nos ha dado herramientas teóricas para entender esta realidad tan compleja, pero la poca información que recibimos desde el “exterior” nos dificulta sentirnos integrados de manera más completa a los esfuerzos que nacen y se desarrollan para modificar las condiciones miserables de vida de miles de personas.

Entendamos a la perfección las funciones de éstas cárceles de castigo: aislar a los presos, limitarlos en su percepción y conocimiento de la realidad que los rodea y ensimismarlos para hacerlos sentir que en verdad no pertenecen a la sociedad, y si para un delincuente común es duro, para un preso político o de conciencia es doblemente difícil, ya que siendo seres suya praxis y existencia esta determinada por la necesidad de transformar, se nos arranca de una vez, casi toda posibilidad de transformar.

Somos los peces a quienes sacaron del mar para encerrarlos en una pecera miserable y reducida.

Sin embargo, aún aquí resistimos, por que, es cierto, nos han negado lo maravilloso que es la labor social, comunitaria, pero nunca podrán derrotar la convicción que nos sostiene: el pueblo es capaz, el pueblo es inteligente y aprende. Puede ser y ha sido mucho más derrotado, pero en algún momento histórico podrá ser arquitecto de su propio destino.

Qué fácil es reivindicar hoy que la derecha se encuentra en el poder a principios de izquierda y así cuidar el futuro personal ; que fácil dejarse engañar por el encierro y dejar de escribir, y no pensar que la realidad social actual es injusta y que otro tipo de sociedad puede ser construida.

Pero lo fácil en este caso, en el nuestro, es también lo indigno, la derrota, y nosotros no podemos aceptar la derrota que nos ofrecen.

Es seguro que al analizar todos los acontecimientos que estos últimos días se han dado en el mundo se concluya que nuestra resistencia es pequeña, casi insignificante, y si, en realidad es pequeña nuestra resistencia así tomada, como una resistencia aislada de otras, sin embargo, creemos que nuestra resistencia es grande si la sumamos a muchas otras que existen y porque es parte del pueblo del que somos parte y nos alimenta.

Resistir aferrados a nuestras convicciones, resistir alimentados por las muestras de solidaridad y afecto: esa es nuestra principal tarea, ese es por el momento el objetivo más importante para nosotros y el único que le da sentido digno a nuestra existencia.
Leer documentos como el suyo, leer la dedicatoria nos hace más fuertes, nos hace sentir lo que desde el momento de nuestra detención sabíamos: no estamos solos.

Cuando y cómo saldremos de prisión, no lo sabemos, pero si sabemos que la gratitud que nos merecen, las actitudes y actos de muchas personas para con nosotros sólo podremos expresarla sabiendo contribuir al esfuerzo de construir en México una sociedad más justa y con ello contribuir al esfuerzo mundial de salvar al hombre de si mismo y al planeta de la irracionalidad humana.

Reciba, seños Carlos Fazio, desde el CEFERESO #1 “La Plama” el saludo y la gratitud de estos jóvenes que creen que la resistencia los hará libres.

Antonio Cerezo Contreras, preso de conciencia.

31 de marzo de 2002

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